La vitamina D interviene en el desarrollo y mantenimiento orgánico, teniendo como principal función la de mantener los niveles normales de calcio y fósforo en la sangre, pero son pocos los alimentos que la contienen naturalmente, entre ellos destacan las sardinas, porque además son muy ricas en gran cantidad de nutrientes, como potasio, proteínas, ácidos grasos omega-3, vitamina B-12, hierro y calcio, todos nutrientes indispensables para la salud que la potencian como una gran fuente nutricional.
Para comprender la importancia de la vitamina D, su deficiencia puede causar raquitismo, debilidad muscular y otras enfermedades graves, aunque el cuerpo la pueda producir naturalmente a través de una interacción bioquímica con la exposición a la luz solar, nuevos estudios han demostrado una recurrente deficiencia de esta vitamina cuando existen enfermedades declaradas.
La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, mineral indispensable para para la salud ósea y la prevención de la osteoporosis, pero además esta vitamina solar, ha demostrado ser útil en la prevención de la presión sanguínea alta o hipertensión, así como su deficiencia manifestarse en el curso de enfermedades autoinmunes y el cáncer, dando a comprender que existe relación con ellas.
Tipos de Vitaminas D
La vitamina D se presenta en dos formas que son las más importantes para el cuerpo humano, la Vitamina D-2 o ergocalciferol, sintetizada por las plantas y la vitamina D-3 o colecalciferol, que es la elaborada por el propio organismo cuando la piel se expone al sol. La industria alimentaria se ha dedicado a fortificar algunos alimentos, como los lácteos con la vitamina D y también se la puede obtener en suplementos cuando existe una deficiencia de por medio.
La vitamina D de la Sardina: Un parámetro de la riqueza en vitamina D que contienen 2 sardinas enlatadas en aceite, es de 46 UI, cantidad que representa el 12 por ciento del valor diario recomendado, siendo el total necesario de 400 UI por día.