La Alcaravea (Carum Carvi) desde la antigüedad demostró ser una planta amiga del hombre, por sus propiedades aromáticas y antisépticas muy potentes que por ejemplo los Romanos utilizaban para condimentar y preservar la carne durante sus campañas guerreras, pero su utilización por el hombre se remonta al antiguo Egipto y la Mesopotamia, quedando registradas sus propiedades desodorantes y cosméticas.
Masticar Alcaravea era muy común antiguamente para quitar el mal aliento natural o el producido por el alcohol, pero su riqueza en aceites esenciales la hacían muy buscada para la preparación de jabones, lociones y perfumes.
La Alcaravea contiene una cantidad considerable de aceite volátil que es el componente principal utilizado en la industria cosmética, ya que contiene; limoneno, dehydrocarvon, dihydrocarveol, además de proteínas, lípidos, sustancias albuminoides, sustancias minerales, almidón y taninos, pero su aceite volátil no sólo se utiliza en la industria cosmética sino también con fines terapéuticos, ya que reaccionan eficientemente en el tratamiento de los distintos desordenes digestivos.
Las principales propiedades medicinales de la Alcaravea se centran en la estimulación de la secreción gástrica, regulando las funciones del estómago, desinflamando los intestinos, estimulando el apetito y la digestión de alimentos, además de ser un gran antiséptico y diurético, fortalece el sistema inmunológico aliviando los síntomas del resfriado.
La medicina natural utiliza la Alcaravea en el tratamiento de la bronquitis y la eliminación de parásitos intestinales en bebés y mujeres embarazadas, las cuales también se benefician ya que incrementa la cantidad de leche materna.
Para su uso de forma tópica la Alcaravea se aplica a modo de cataplasmas, para lo cual se utilizan sus semillas calientes indicadas en los casos de catarros, quitando el enfriamiento a nivel pectoral, pero también dichos enfriamientos puede producirse a nivel del estómago, para lo cual es igual de eficaz para eliminar los espasmos característicos.