El principal principio activo del regaliz es la glicirrina, la cual es responsable de la mayoría de las propiedades medicinales del regaliz. No obstante, a grandes dosis la glicirrina resulta tóxica, y está contraindicado su consumo habitual en casos de hipertensión, diabetes o enfermedad hepática. Existen preparados a base de regaliz a los que se les ha extraído la glicirrina, pero con ella quedan relegados casi a la categoría de golosinas.
El regaliz es una de las plantas más habituales en la medicina tradicional china, lo que no significa que se la prescriban a todo el mundo. Suelen emplear el regaliz para tratar estados de fatiga físicos, aliviar la debilidad que acompaña a las convalecencias o tratar los problemas de tensión arterial baja. También aprovechan los beneficios del regaliz en las mujeres con menorragia durante los días de la menstruación, no porque el regaliz disminuya el sangrado, sino por su capacidad para aliviar las molestias del sangrado excesivo y los calambres.
El regaliz posee propiedades expectorantes, así como digestivas. Por ello, en pequeñas cantidades, el regaliz suele estar presente en las mezclas de plantas medicinales destinadas unas a aliviar las molestias de gripes y resfríos, o las digestiones pesadas las otras.
Pero además el regaliz verdadero, el que aporta glicirrina, es un antiinflamatorio natural que actúa a nivel de las glándulas suprarrenales. Por ello debe evitarse el consumo elevado de regaliz si se está a tratamiento con corticoides, por el riesgo de interacciones.
Así como se desaconseja la ingesta regular de regaliz en personas diabéticas, sucede todo lo contrario en quienes tienen la curva de la glucosa invertida: el regaliz, consumido de manera más o menos regular en pequeñas dosis, ayuda a evitar las bajadas de glucosa.
Otro de los beneficios del regaliz es que puede considerarse un adaptógeno suave, es decir, un estimulante físico y mental que ayuda al organismo a sobrellevar situaciones de especial desgaste. Por ese mismo motivo se suele emplear en fitoterapia, asociado a otras plantas medicinales, para el tratamiento de estados leves o moderados de depresión.
Para finalizar, pese a la fama de afrodisíaco que ha acompañado durante años al regaliz, parece ser que el consumo regular reduce los niveles de testosterona, de manera completamente reversible, en los hombres, y en consecuencia, hace decrecer el deseo sexual, al menos en los varones.