El membrillo es el fruto del llamado membrillero. Crece con facilidad desde Asia hasta la costa atlántica, y puede encontrarse durante casi todo el año.
Los beneficios del membrillo para la salud más conocidos son los relacionados con las propiedades astringentes de los frutos, cuyas preparaciones culinarias son muy recomendables tanto en casos de diarrea como en los días posteriores a las misma, pues ayudan al intestino a restablecerse con mayor prontitud por la acción de sus pectinas y taninos. Aunque las propiedades astringentes también las presentan las hojas y las semillas del membrillo.
El membrillo aporta importantes cantidades de vitaminas A y C, pero también es rico en minerales, especialmente en potasio. Por su contenido en este mineral se explican los beneficios del membrillo en personas con tendencia a la hipertensión arterial, y también en aquellas que sufren retención de líquidos ligera o moderada. Además el consumo habitual de membrillo ayuda a controlar los niveles de colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares.
Las hojas y semillas del membrillero presentan una acción antiinflamatoria local superior al propio membrillo. Así, hasta hace poco en los países mediterráneos no era extraño recoger hojas cuando se realizaba la recolección de los frutos, con las que se elaborarían enjuagues y cataplasmas para aliviar quemaduras, problemas de garganta o incluso algunas infecciones vaginales.
Para finalizar, las flores del membrillero poseen propiedades antiespasmódicas, mientras las hojas se emplean como febrífugas.
El membrillo, cuando se consume de manera habitual, actúa como protector hepático y favorecedor de las digestiones.