Las lentejas son un tipo de legumbres no oleosas (pobres en grasas) originarias del oriente, y pueden encontrarse en variedades grandes o pequeñas, marrones o verdes.
Las legumbres como la lenteja no contienen almidón como los cereales, pero si contienen monosacáridos y disacáridos (sacarosa, rafinosa) y un alto contenido de fibra (hemicelulosa, pectinas, celulosa y lignina) las cuales favorecen el transito intestinal, aunque pueden causar flatulencia porque la degradación de los mono o disacáridos produce dióxido de carbono en el colon.
Debido a los micronutrientes que contiene, las lentejas son fuente de selenio, hierro y manganeso, además contiene fósforo, zinc y vitaminas del complejo B. Al contener hierro más vitaminas del complejo B, las legumbres como las lentejas se convierten en un alimento muy útil frente a las anemias, dado que la deficiencia de hierro puede ser rápidamente superada si se aporta en la dieta el requerimiento necesario del mineral a través de los alimentos.
La anemia se produce cuando los niveles de hemoglobina (proteína que transporta el oxigeno en la sangre) o la cantidad de glóbulos rojos disminuyen, por lo que el oxigeno en la sangre se reduce, no pudiendo alimentar los tejidos. Esta situación dará como síntomas principales de la anemia el cansancio la debilidad, aunque puede agravarse dando palpitaciones, dificultad para respirar y hasta inflamaciones de las extremidades.
Es muy común la anemia en las mujeres adolescentes y embarazadas, porque el requerimiento de hierro aumenta, debiendo ser reforzada la ingesta de alimentos como la lenteja, fuente de hierro natural.
Aunque el organismo puede absorber mejor el hierro proveniente de alimentos de origen animal, existen ciertas pautas para mejorar la absorción del hierro contenido en las legumbres: el consumo de taninos (té) y el acido fítico (arroz integral y ciertos cereales) disminuyen su absorción; mientras que mejora su absorción si se consume, acompañándolas, alimentos ricos en vitamina C (tomate, jugo de naranja).