La debilidad de memoria puede
deberse a una dieta pobre en algunos nutrientes.
Para tratar estos problemas de
memoria se deben incluir en la alimentación de manera habitual: alimentos como
la levadura de cerveza (rica en fosfolípidos); legumbres, algas y avena, fuentes de vitaminas B1, B6 y B12; frutos secos
que aporten magnesio, como las
nueces y las avellanas, o cacao; y alimentos ricos en hidratos de carbono, pues
el cerebro se alimenta de glucosa.
Cuando la raíz del problema está en el riego cerebral deficiente, existen plantas con propiedades medicinales para resolverlo.
Entre ellas, la más efectiva es el ginkgo biloba, aunque pueden emplease también cardiotónicos como el guaraná o plantas que mejoren la circulación a nivel general como el arándano. El ginkgo biloba mejora la memoria a corto y medio plazo aún cuando no existan problemas de riego.
En ocasiones las pérdidas de
memoria se relacionan con la ansiedad y la depresión.
En estos casos, plantas con propiedades calmantes y ansiolíticas como la valeriana, la
pasiflora o el espino blanco, o antidepresivas
como el hipérico contribuyen a mejorar el problema.
Cuando el motivo de la dificultad para recordar sea la fatiga física o mental, podemos aprovechar los beneficios de adaptógenos como el guaraná y el ginseng, teniendo la precaución de no emplearlos en tratamientos demasiado prolongados.