El Ginseng es un tubérculo aromático, y sus elementos de acción terapéutica se encuentran en la raíz. Entre ellos se destacan los azúcares, aceite volátil (estimula el cerebro), vitaminas del complejo B, diferentes minerales, sustancias que estimulan el metabolismo, la circulación de la sangre, y, como se expuso anteriormente, la disminución de la glucosa en sangre.
Una investigación, realizada en pacientes diabéticos que utilizaron el Ginseng junto a las comidas, demostró que se logró disminuir un 20% la glucosa en sangre en pacientes con diabetes de tipo 2, por lo que la incidencia a las hiperglucemias y los requerimientos insulínicos se evitarían con el uso de este tubérculo silvestre.
En la actualidad puede conseguirse la raíz de Ginseng ya molida en cápsulas o en bolsitas para la preparación de té, pero también puede encontrarse fresco. Su consumo diario producirá el efecto de un tónico, mejorará el cansancio crónico, los estados de alerta, la memoria, y la salud coronaria por proteger los capilares del exceso de glucosa y colesterol en sangre.
Un consumo de 200 a 500mg por día en varias tomas bastará para notar sus efectos benéficos, y aunque las investigaciones siguen vigentes, el Ginseng parece ser una bocanada de aire para aquellos diabéticos que buscan su propia mejoría de forma natural.