Estas bayas de la rosa mosqueta poseen grandes cantidades de carotenoides, entre los que destacan las vitaminas C, A, E y licopeno, compuestos con probada capacidad anticancerígena, aunque aún se necesitan más estudios para recomendar una dosis específica. Si está comprobada la capacidad de la rosa mosqueta y otros alimentos ricos en licopeno de tener un efecto preventivo o protector sobre el cáncer de próstata.
La próstata es una glándula pequeña del tamaño de una nuez localizada justo debajo de la vejiga, la cual suele provocar distintos problemas de salud a los hombres, como la hiperplasia benigna y el cáncer de próstata entre otras condiciones de salud.
El licopeno es el pigmento que brinda el color rojo a las frutas como el tomate y representa uno de los antioxidantes más poderosos de la naturaleza.
Las últimas investigaciones han establecido un vínculo entre la ingesta de licopeno y la reducción del desarrollo cancerígeno, enfermedades cardíacas y degeneración macular. Al igual que algunos otros carotenoides como la luteína y la zeaxantina, el licopeno presenta un tipo de antioxidante (carotenoide) conocido como provitamina A.
Además de sus propiedades anti-cáncer, los escaramujos de la rosa mosqueta también son eficaces como diuréticos, ayudando a los problemas de incontinencia urinaria causada por una próstata agrandada (hiperplasia prostática).
Aunque no existe una dosis recomendada para establecer sobre los escaramujos de rosa mosqueta contra el cáncer de próstata, tampoco se conocen efectos secundarios sobre el consumo de 3 a 6 gramos de rosa mosqueta al día.
Los escaramujos son el fruto rojo o baya que posteriormente se transformaran en las pequeñas rosas de la variedad mosqueta, de ellos se extraen sus principios activos en forma de aceite que se obtiene de sus semillas, donde abundan los ácidos grasos esenciales, vitaminas C, A y E, que promueven la producción de colágeno y retrasar los efectos del envejecimiento prematuro celular.