El jengibre es una especia con propiedades antieméticas más que probadas, que posee el beneficio adicional de calmar las irritaciones de la pared del estómago (gastritis), e incluso las úlceras gástricas, siempre y cuando no sean sangrantes.
La ventaja del jengibre como remedio sobre otros tratamientos tanto naturales como farmacológicos es que controla los vómitos sea cual sea su causa: mareos por viajes, indigestión, nerviosismo o, como es el caso del embarazo.
No obstante, aunque es muy seguro, el jengibre no deja de poder producir intoxicaciones,
aunque para ello se requieran dosis tan elevadas que no suelen conseguirse más
que con comprimidos elaborados con la planta.
Utilizando el jengibre durante el embarazo con mesura, como es el caso
de infusiones con un par de cms del tubérculo fresco de jengibre por día, no
hay riesgo de toxicidad.
No obstante, la ingesta más o menos regular de jengibre presenta efectos antitrombóticos, es decir, fluidifica la sangre (por ello mejora la circulación). Y éste es el motivo por el que se desaconseja el uso del jengibre con fines medicinales durante el último trimestre del embarazo, puesto que si se presentara el parto la mujer correría un mayor riesgo de hemorragias tanto si el alumbramiento es natural como si hay que recurrir a cesárea.
De todas formas, el consumo de jengibre por las mujeres embarazadas a modo de condimento y de manera ocasional está permitido también en el último trimestre del embarazo, y no hay que perder de vista que en este periodo ya no suele haber problemas de náuseas o vómitos asociados a los cambios hormonales.
Más propiedades del jengibre y como remedio para las nauseas