El hígado procesa los alimentos y las bebidas que consumimos,
obteniendo de ellos los nutrientes esenciales y también se encarga de filtrar las sustancias nocivas o tóxicas de
la sangre.
Las frutas
tropicales como plátanos, piñas, guayabas, mangos y limones, muy ricos
en minerales y vitaminas no causan daño al hígado, sin embargo se
deberán tener en cuenta cuando se padece de alguna patología hepática, ya que ciertos minerales contenidos en ellos
pueden agravar la condición.
Para tener muy en cuenta, entre las distintas enfermedades que pueden afectar o dañar al hígado se encuentran las de origen genético, así como también los productos químicos y sustancias tóxicas que se incorporan en la alimentación.
Entre las diferentes enfermedades que pueden causar daño al hígado se incluyen hepatitis, cirrosis, diabetes, cáncer e infección parasitaria y los síntomas que suele manifestar un daño hepático son piel amarillenta, dolor abdominal, picazón en la piel, orina oscura, fatiga crónica, náuseas, heces de color alquitrán y pérdida de apetito.
Varios factores pueden aumentar las probabilidades de desarrollar un problema hepático, un ejemplo de ello es el consumo excesivo de alcohol, ciertos medicamentos y alimentos que por su composición mineral al consumirse en exceso pueden afectarlo, como es el caso de las frutas tropicales.
Un ejemplo de fruta tropical es la piña, cuya composición química contiene manganeso, un mineral que el cuerpo necesita para diversos procesos fisiológicos, sin embargo su exceso (más de 11mg por día) puede causar toxicidad a nivel hepático y para tener en cuenta; una porción de piña en trozos crudos contiene 0,77 mg de manganeso.
Las personas con enfermedad del hígado que consumen una gran cantidad de piñas u otros alimentos con alto contenido de manganeso podrían desarrollar síntomas neurológicos, como la enfermedad de Parkinson.
Consejo saludable; las personas con enfermedades hepáticas en general tienen que cambiar sus dietas con la intervención profesional, así como aquellos que tengan problemas hepáticos severos, deberán reducir la ingesta de proteínas, ya que en esta condición son incapaces de procesarlas, así como también el sodio puede aumentar la inflamación del hígado, debiendo por lo tanto reducir su consumo a menos de 1.500 miligramos diarios.