Las causas por la que un individuo experimente una
hipertensión son numerosas, siendo las mas frecuentes la obesidad, la edad, consumo de tabaco y café, un alto consumo de sal o
ser diabético.
Aunque las causas sean numerosas, el plan alimentario para un hipertenso será el mismo: restricción leve,
moderada o alta de sodio, dependiendo de la gravedad del caso.
La hipertensión se traduce como un aumento de la presión arterial, pudiendo ser asintomático, por lo que el paciente no lo sabe y se esta produciendo el daño de sus órganos. Una medición de la tensión arterial mayor a 140/90 es considerada hipertensión y, según el criterio del medico, se le prescribirá al paciente una dieta baja en sodio como primera medida, para luego evaluar si requiere de medicación.
Por su contenido en sodio. El sodio produce retención de líquidos, por lo que la presión sobre las arterias será mayor.
La suspensión de la sal en la dieta es una meta que el hipertenso debe alcanzar para mejorar su estado, dado que su requerimiento de sodio disminuido será aportado por los alimentos permitidos que naturalmente lo poseen.
Alimentos con alto contenido de sodio
No solo es necesario restringir la sal, si no también los alimentos que tengan un alto contenido de sodio en su composición como las carnes curadas, los enlatados, fiambres, embutidos, edulcorantes con componentes sódicos, conservas de todo tipo dado que se utilizan conservantes a base de sales sódicas, quesos de larga maduración, evitar el alcohol, el café y el consumo de tabaco.
Es importante que la persona que sufre de hipertensión aprenda a leer los rótulos de los alimentos que adquiere, para saber cuales puede consumir y cuales no.
Para contrarrestar la falta de sazón en la cocción de los alimentos, una buena opción para reeemplazar la sal es utilizar condimentos aromáticos tales como albahaca, tomillo, tomillo, perejil u orégano, para realzar el sabor de las comidas.