Una investigación científica llevada a cabo por la Universidad de Michigan durante años sobre los beneficios de las cerezas para la salud, ha descubierto que estos frutos potencian la salud brindando protección natural contra las enfermedades. Su riqueza en antioxidantes juega un papel decisivo en la reducción del riesgo al desarrollo particularmente de enfermedades degenerativas.
Las enfermedades degenerativas tiene por lo general su origen en el efecto de los radicales libres que perjudican la integridad celular, ya que estas moléculas toxicas pueden dañar a las células sanas llegando hasta el ADN. Los antioxidantes contenidos en las cerezas negras ayudan a eliminar los radicales libres, que se incorporan a nuestro organismo por los efectos de la contaminación ambiental y química de los alimentos, como los factores más comunes.
Las cerezas negras tienen uno de los contenidos más altos de antioxidantes naturales, comparada con el resto de las frutas y verduras, composición que las ubica como protectoras de la salud ante enfermedades tales como el cáncer, artritis, gota, reumas, problemas musculares y articulares.
Los compuestos contenidos en las cerezas tienen la capacidad de reducir los niveles de ácido úrico, por lo tanto pueden aliviar el dolor de enfermedades reumáticas como la gota, una enfermedad inflamatoria y crónica que llega a ser invalidante.
Un estudio
llevado a cabo en la Universidad de
California demostró que el consumo de una
ración diaria de cerezas tiene la capacidad de reducir significativamente los
niveles de ácido úrico en sangre, llegando hasta un 15 por ciento en el
caso de las mujeres.
Las cerezas negras son ricas en compuestos anti-inflamatorios
naturales por lo tanto pueden aliviar el dolor de enfermedades como la artritis, permitiendo la reducción de
las dosis de medicación, bajo supervisión profesional.
También las propiedades anti-inflamatorias de las
cerezas negras ayudan prevenir y
reducir los síntomas asociados con el daño muscular inducido por el ejercicio,
según un estudio publicado en el British
Journal of Sports Medicine.