La condición de hígado graso puede tener su origen en una
mala alimentación, la obesidad, la hipercolesterolemia o el consumo en exceso
de alcohol, así como también puede jugar en su aparición factores
hereditarios y ciertos medicamentos que la pueden generar.
Según los especialistas
un hígado graso puede prevenirse y tratarse a través de una alimentación
saludable, la reducción de peso y evitar el consumo indiscriminado de alcohol.
En lo que respecta a la dieta para tratar naturalmente a un hígado graso se deben evitar ciertos alimentos como los que tienen la capacidad de elevar el colesterol (ricos en grasas saturadas), los alimentos procesados y los muy ricos en carbohidratos, ya que a través de su reducción o eliminación ayudan a aliviar la carga sobre la función hepática y disminuyen la grasa acumulada en y alrededor del hígado.
La Asociación Americana del Hígado informa que una dieta rica o alta en fibra puede ayudar a curar el hígado graso, ya que este tipo de dieta se basa en el consumo de alimentos vegetales como; cereales, avena, arroz integral, brócoli, ajo, cebolla, repollo y productos elaborados de forma integral, por ejemplo el pan de trigo integral.
La fibra a su vez ayuda a reducir el peso corporal, al proporcionar
nutrientes voluminosos que mejoran la función intestinal, elimina las toxinas y
otras sustancias nocivas en el colon, situación que reduce la carga de la desintoxicación
a nivel hepático.
Una dieta rica en
fibra también ayuda a eliminar el colesterol del cuerpo y mejorar el
crecimiento de bacterias beneficiosas en el colon para mejorar el metabolismo.
Las frutas frescas y verduras recomendadas para una dieta destinada a tratar naturalmente al hígado graso, son las de color amarillo, verde oscuro, naranja y rojo, por ser las más ricas en antioxidantes como las vitaminas A, B y C, que ayudan a reducir los productos químicos tóxicos del cuerpo.