La algarroba se obtiene del fruto del árbol del mismo nombre, elaborándose como harina o a modo de dulce en las regiones autóctonas, ya que es muy rica en azúcares naturales que brindan energía prolongada por ser hidratos del tipo complejo que se libera gradualmente al torrente sanguíneo.
Su uso actual ha adquirido mucha versatilidad en el arte culinario moderno procesándose como harina, cuya similitud con el cacao es muy valorada en lo que respecta a los productos de repostería natural o para regímenes dietéticos específicos.
Las vainas que contienen al fruto pueden ser molidas y hervidas para obtener un jarabe espeso y las semillas se utilizan como un aditivo a los productos comerciales de panadería, helados, aderezos para ensaladas, salsas y otros productos alimenticios, proporcionando varios beneficios para la salud.
La algarroba proporciona efectos sobre la salud digestiva, ya que ayuda a regular sus procesos, mientras que actúa como un poderoso agente anti-alérgico, antiséptico y antibacteriano natural, por ser muy rica en taninos (ácido gálico), compuesto que le confiere la mayoría de sus propiedades saludables.
Además, el algarrobo proporciona potentes beneficios anti-virales, por ser extremadamente rico en antioxidantes esenciales que estimula la acción del sistema inmune y eliminan los radicales libres.
La propiedades saludables de la algarroba son especialmente beneficiosas para las personas que sufren de diarrea, por su riqueza en taninos que son astringentes a nivel intestinal y además para aquellas personas que padezcan de acidez o gastritis, ya que reduce la producción de ácido estomacal y combate las enfermedades relacionadas.
Entre sus beneficios para la salud también es un agente eficaz para regular naturalmente los niveles de glucosa en la sangre, al poseer un tipo de fibra dietética muy especial que ayuda además a regular el colesterol, previniendo así la aparición de la diabetes o mejorando su condición una vez que se encuentre instalada.