Aunque en ocasiones se le llama también té rojo, el rooibos es una planta arbustiva de origen africano y nada tiene que ver con la planta del té, Camellia sinensis.
Análogamente a como sucede con el verdadero té, el tratamiento que recibe la planta una vez recolectada influye en los propiedades curativas del rooibos. Por ello debe citarse la existencia de un “rooibos verde” con un mayor contenido en antioxidantes que el clásico, lo que le confiere una actividad antienvejecimiento con su consumo habitual junto con la propiedad de prevenir diversos tipos de cáncer.
Las propiedades curativas del rooibos que se observan a más corto plazo son las relacionadas con los procesos digestivos: alivia digestiones pesadas y alteraciones gastrointestinales no infecciosas diversas.
A la vez sus propiedades sedantes lo convierten en una excelente opción para tratar problemas digestivos de base somática.
Entre las propiedades nutricionales del rooibos la más importante es su capacidad para aportar diversos minerales, entre ellos el hierro y el magnesio. Esto hace su consumo aconsejable en casos de carencias de estos elementos o en dietas desequilibradas, además de en las enfermedades relacionadas con los bajos niveles de los mismos como pueden ser anemias ferropénicas o trastornos nerviosos y musculares.
También se aconseja su consumo a deportistas.
Para finalizar diversos estudios han demostrado las propiedades del rooibos en la prevención y/o atenuación de procesos alérgicos que se manifiestan en la piel, sin olvidar el cuidado que confiere a la misma por su elevado contenido en antioxidantes antienvejecimiento.