Las castañas son el fruto del castaño, que no deben confundirse con el fruto del llamado castaño de Indias, dado que estos últimos no son comestibles por su desagradable sabor.
Los beneficios de las castañas son un poco diferentes a los de la mayoría de frutos secos, por presentar las castañas un menos contenido en lípidos. Las castañas aportan fundamentalmente hidratos de carbono, y son un alimento recomendado para niños y deportistas.
Además las castañas constituyen una importante fuente de vitaminas del grupo B, indispensables para combatir la fatiga física y mental, la anemia y para recuperarse de estados carenciales.
Por su aporte en potasio, las castañas ayudan a prevenir y controlar la hipertensión.
Las propiedades medicinales de las castañas están relacionadas con su poder astringente, adecuado para el tratamiento de diarreas, y se aprovechan mejor cuando las castañas se consumen crudas.
Si se desea consumir grandes cantidades de castañas crudas es conveniente que se encuentren “mayucas”, como dicen en algunas zonas.
Estas castañas presentan un volumen de la parte comestible reducido y se caracterizan por un sabor dulce y agradable.
Las personas que padezcan de estreñimiento deberán acompañar las castañas con alimentos ricos en fibra, o bien consumirlas con su piel interior.
Otro de los usos de las castañas es como alimento energético también adecuado para personas con problemas hepáticos o renales, pues la castaña apenas posee residuos que pasen a la sangre y deban ser filtrados.
La forma menos indigesta de consumir las castañas es sometiéndolas a cocción y retirando la piel interior. Se pueden realizar conservas, dulces, etc, o bien guardarse crudas, sin pelar, incluso congeladas, durante varios meses.
La sabiduría popular recomienda no consumir grandes cantidades de castañas “mayucas” junto con agua durante la cena, pues al absorber el líquido y aumentar su volumen pueden ocasionar molestias gastrointestinales.