En aromaterapia se emplea el aceite esencial de lavanda por sus propiedades relajantes e inductoras del sueño. Pero es con la fitoterapia como se saca partido a las propiedades medicinales de la lavanda.
La lavanda presenta propiedades antiinflamatorias y una acción sedante en su uso tópico, lo que la convierte en un aliado para aliviar procesos dolorosos de tipo reumático así como contracturas.
Además las propiedades de la lavanda se dejan sentir en la piel, siendo una planta habitual en preparados cosméticos por sus propiedades antisépticas, suavizantes y cicatrizantes. Por esas mismas propiedades se emplea para combatir algunas infecciones vaginales.
También se usa en veterinaria para repeler los parásitos externos de los animales.
En cuanto a su uso por vía oral, la lavanda presenta múltiples acciones. Por un lado, su acción sedante la convierte en una opción para combatir estados de ansiedad y nerviosismo de leve a moderados, incluyendo trastornos del sueño.
La acción sedante y ansiolítica se ve reforzada por una leve acción hipotensora.
Los beneficios de la lavanda como aliado del sistema digestivo son también variados por sus propiedades colerética (estimulante de las secreciones biliares) y carminativa. Así se muestra efectiva en casos de digestiones lentas, indigestiones por comidas con exceso de grasa o problemas de dolor intestinal acompañados o no de gases.
Las propiedades antisépticas y antibacterianas de la lavanda la convierten en una planta capaz de aliviar resfriados e infecciones de las vías respiratorias superiores.
Uso de la Lavanda: La Lavanda se emplea en forma de infusión o de aceite esencial.