Para aprovechar las propiedades
medicinales del saúco en el tratamiento de gripes y catarros, la
parte más comúnmente empleada del árbol son las flores que conjugan propiedades
expectorantes y febrífugas.
Las flores del saúco presentan también propiedades diaforéticas
que ayudan a eliminar toxinas y favorecen la bajada de la temperatura corporal
(fiebre), pero cuando se emplean con esta finalidad suele hacerse acompañando a
otras plantas medicinales.
Empleado en forma de vahos, el saúco ayuda a descongestionar las fosas nasales y es un remedio casero tan inocuo que puede ser utilizado en niños o en ancianos. Los vahos de flores de saúco sirven también para aliviar molestias respiratorias causadas por el aire acondicionado o los ambientes muy cargados o contaminados.
Las flores poseen un efecto antiinflamatorio por contacto, de ahí su uso para la realización de enjuagues y gargarismos con los que aliviar problemas de la cavidad bucal y/o de la garganta.
Los beneficios del saúco como laxante deben buscarse en sus frutos, maduros y libres de semillas. Pueden consumirse en infusión o en forma de mermelada.
La corteza y las hojas del saúco poseen propiedades diuréticas y laxantes, tanto más intensas cuanto mayor sea la frescura de estas parte de la planta medicinal.
En tratamientos tópicos, el saúco permite aprovechar las propiedades antiinflamatorias para calmar pieles sensibles o irritadas o para, en combinación con otras plantes medicinales aliviar dolores muy diversos, desde migrañas hasta dolores de tipo reumático.
Los frutos del saúco sólo pueden consumirse maduros y libres de semillas. Las semillas del saúco contienen sustancias que, al ser metabolizadas, se transforman en ácido cianhídrico, un potente veneno. Los frutos crudos o verdes son también tóxicos.