Las propiedades del árnica para tratar golpes, contusiones, hematomas e incluso el dolor provocado por torceduras y esguinces se deben a la suma de varios efectos.
Por un lado, la planta posee propiedades analgésicas y antiinflamatorias por vía tópica, lo que alivia el dolor directamente en el primer caso y como consecuencia de reducir la inflamación en el segundo.
A estas propiedades se suma su poder rubefaciente, esto es, estimula la circulación de sangre en la zona donde se aplica. De esta manera es más difícil que llegue a formarse el hematoma o moretón, o si éste ya ha aparecido se acelera su desaparición. Además, al proporcionar calor a la zona por la afluencia de sangre, se reduce el dolor y se potencian las propiedades analgésicas de la planta.
El Arnica montana se emplea en forma de tintura, decocciones, emplastos, oleatos o en preparados donde ya se presenta el principio activo en la dilución adecuada.
Esta planta medicinal puede producir hipersensibilidad en la
piel, por lo que se aconseja hacer una prueba de alergia en una zona pequeña.
El Árnica, por su toxicidad, no debe aplicarse en heridas abiertas. Debe tenerse precaución si se aplica sobre piel dañada por dermatitis, pues los principios activos del árnica pueden resultar irritantes.