En las medicinas orientales la cúrcuma se utiliza con frecuencia para las el tratamiento de heridas, enfermedades de la piel, el hígado, problemas digestivos y como un anti-inflamatorio natural, pero nuevas investigaciones científicas sugieren que esta especia amarilla, cálida y ligeramente amarga, puede jugar un papel importante en la recuperación de los accidentes cerebrovasculares o ACV.
El ingrediente activo de la cúrcuma recibe el nombre de “curcumina” y representa un poderoso antioxidante natural que protege contra el daño celular provocado por los radicales libres, pero la cúrcuma también ayuda a reducir las enzimas del cuerpo responsables de causar inflamación y a detener la agregación plaquetaria que genera formación de coágulos sanguíneos responsables de las obstrucciones que pueden originar un ACV.
Según un estudio presentado en la International Stroke Conference de la American Heart Association en 2011, una droga híbrida creada a partir de la curcumina o ingrediente activo de la cúrcuma, puede ayudar a regenerar y reconstruir las células cerebrales después de un accidente cerebrovascular.
El nuevo medicamento al ser probado en animales de laboratorio trabajó para reparar el daño a nivel molecular, restaurando los caminos críticos o interconexiones que alimentan a las neuronas del cerebro, según los investigadores del Departamento del Cedars-Sinai Medical Center de Neurología, señalaron que el siguiente paso será suministrar el medicamento a los pacientes con accidente cerebrovascular.
De acuerdo con otros estudios de la universidad de Goergia, la curcumina de la cúrcuma también puede reducir el tamaño de los coágulos de sangre en los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, los cuales generalmente ocurren en el 17 por ciento de los casos de ictus y suelen estar vinculados a la alta presión arterial o hipertensión.