El aceite de rosa mosqueta está compuesto en más de un 90% por ácidos grasos poliinsaturados, en concreto por los ácidos grasos oleico, cis-linoleico y alfa-linolénico.
Los ácidos grasos poliinsaturados han demostrado sus propiedades medicinales a la hora de regular los niveles de colesterol en sangre, elevando los valores del colesterol HDL (colesterol bueno) y reduciendo los de colesterol LDL (colesterol malo).
De esta manera, el "aceite de rosa mosqueta" ayuda a reducir el riesgo de accidentes cardiovasculares.
Pero el uso más habitual del aceite de rosa mosqueta cuando se consume por vía oral es mejorar el estado de la piel, el cabello y las uñas. Los beneficios del aceite de rosa mosqueta sobre la piel, cuando se toma por vía oral, se deben a su contenido en vitaminas A, C y E, las tres con efecto antioxidante y antienvejecimiento.
Además, el aceite de rosa mosqueta es rico en betacaroteno, otro antioxidante carotenoide que ayuda a la piel a protegerse mejor de las agresiones ambientales, en especial de las radiaciones. Por último, el aceite de rosa mosqueta aporta cantidades significativas de vitaminas del grupo B, las cuales mejoran el aspecto de cabellos y uñas, en especial cuando se combinan con la vitamina A.
La ingesta de aceite de rosa mosqueta como suplemento alimenticio está recomendada en casos de dietas deficientes, de excesiva sequedad en piel o cabello, o de uñas quebradizas, aunque también mejora el estado general de las mucosas y previene algunas enfermedades de la visión.
En efecto, el aceite de rosa mosqueta es en principio comestible, siempre y cuando se trate de un producto que especifique que puede emplearse para uso oral.
Para observar resultados con la ingesta
de aceite de rosa mosqueta basta con ingerir una cucharadita de café al
día, durante un periodo mínimo de seis semanas. Si el producto es de calidad, el aceite de rosa mosqueta resulta tan seguro
que puede ser consumido como suplemento alimenticio durante el embarazo,
de hecho es muy recomendable.
No obstante, no conviene sobrepasar la dosis de 10 ml
diarios (una cucharada) y siempre deberá consumirse crudo.