La Gripe y Resfríos son típicos en épocas de fríos, aunque ninguno de ellos se debe al frío propiamente dicho, lo que sucedes es que las bajas temperaturas deterioran las mucosas y las hacen más susceptibles de sufrir una infección.
A continuación se recogen una serie de remedios caseros para intentar evitar que el proceso gripal o catarral se manifieste una vez comiencen los síntomas o se haya cogido frío.
Quizá el remedio casero más popular en los países europeos, es tan sencillo como tomar medio vaso de leche templada o caliente (pero nunca muy caliente porque irritaría la garganta) edulcorada con una cucharada o dos de miel.
Se puede tomar tan a menudo como se desee, siendo aconsejable que una de las tomas coincida con el momento previo a irse a la cama.
Las personas intolerantes o alérgicas a la leche pueden sustituirla por alguna leche vegetal a condición de que sea untuosa, como lo sería la leche animal sin desnatar. La leche sólo se emplea en esta receta para ofrecer la consistencia adecuada a la mezcla y, de paso, favorecer la conciliación del sueño gracias al triptófano, pero es la miel el ingrediente esencial, de acción balsámica y antimicrobiana.
Una variante del remedio anterior consiste en hervir la leche, animal o vegetal, con una o dos hojas de laurel, edulcorarlo con miel y tomarlo antes de acostarse.
Este tratamiento natural no es recomendable para personas con el estómago delicado.
El orégano es una planta medicinal muy beneficiosa en caso de afecciones respiratorias. Así como el tomillo resulta más efectivo a la hora de prevenir gripes y resfríos con antelación, la infusión preparada con una cucharadita de orégano por taza de agua es más un tratamiento de choque, que ayuda a despejar las vías respiratorias y suaviza las posibles molestias. Además el orégano estimula el petito y ayuda a tratar las molestias gastrointestinales que suelen acompañar a un proceso gripal.
La dosis es de dos a tres tazas diarias de té de orégano, pudiendo emplearse tanto como preventivo de urgencia como a modo de tratamiento natural de gripes y resfríos. Como es habitual, lo ideal sería edulcorar la infusión de orégano con miel.
El requemado de eucalipto es uno de esos tratamientos naturales que persisten aún en nuestros días. Se emplea tanto para evitar que se produzca la infección gripal o catarral como para aliviar los síntomas si la enfermedad ya ha hecho acto de presencia. Y, al ser un remedio tan extendido, existen numerosas recetas similares. A continuación se describe una en la que no se emplean bebidas alcohólicas, por lo que puede ser usada en niños o personas con insuficiencia hepática.
En un puchero pequeño se añaden un par de cucharadas de
azúcar y un poco de agua, lo necesario sólo para cubrirlo. Se deja a fuego
lento, y cuando empieza a borbotear se añade un puñado de hojas de eucalipto secas y un par de cucharadas de miel, y se deja
al fuego unos minutos. El resultado será una pasta marrón oscura con un cierto
olor a quemado, de ahí su nombre.
Una vez retiradas las hojas de eucalipto, la mezcla obtenida se diluye en medio
vaso de leche caliente (puede sustituirse por leche vegetal) y se toma
templado. La dosis adecuada es de dos tomas al día, mientras duren los síntomas
o hasta asegurarse de no haber contraído la enfermedad.