Las gastroenteritis es una inflamación del tracto digestivo que puede tener varios orígenes (virus, bacterias, alimentos irritantes, alergias, cambio brusco de hábitos alimentarios o de la dureza del agua…) y cuya sintomatología también puede variar, cursando con más o menos diarrea, con vómitos o sin ellos, con o sin fiebre, etc.
En el caso de gastroenteritis en niños pequeños, ancianos o personas muy debilitadas con fuerte diarrea requiere consultar con un médico para valorar si es necesario inyectar suero a la vena.
En los demás casos, algún remedio casero combinados con abundante líquido y un ayuno durante uno o dos días suelen ser suficientes para tratar la gastroenteritis.
Aunque se esté realizando un ayuno para ayudar a que el aparato digestivo se recupere, no puede dejar de ingerirse abundante agua con el fin de evitar la deshidratación. Pero mejor que tomar agua sola, es tomar suero oral, o algún líquido similar, que puede preparase de manera sencilla en casa.
Por litro de agua se añaden dos cucharadas de azúcar y una cucharadita de sal. Si el estómago no se encuentra muy afectado, también se puede añadir el zumo de un limón. En enfermo debe tomar al menos dos litro de este preparado al día, pero no existe máximo, generalmente la sed será indicativo de si necesita más líquido o no.
Es recomendable tomar el líquido a sorbos, en pequeñas cantidades cada poco tiempo, para favorecer la hidratación y a la vez disminuir la posibilidad de vómito.
El jengibre es muy efectivo controlando las náuseas y aliviando las gastritis. Por ello, cuando el cuadro no se presente con abundantes vómitos y se ingieran bien los líquidos, se puede ayudar al restablecimiento de la gastroenteritis con una infusión de jengibre con anís verde. El anís verde, carminativo, dejará notar sus propiedades medicinales especialmente en el intestino, calmando los cólicos y regulando el tránsito intestinal.
Se preparará esta infusión con un trocito de unos 3 cm de ancho de jengibre y una cucharadita de semillas de anís verde por taza de agua. Puede añadirse un poco de azúcar si se tolera.
Cuando la gastroenteritis no es severa, o cuando ya se empieza a introducir alimento sólido, se recomienda comer al menos una manzana rallada al día.
La preparación es sencilla: se pela la manzana y se pasa por un rallador o un triturador manual, de manera que quede hecha casi un puré, y se deja oxidarse hasta que adquiere un tono dorado, esto es fundamental para obtener el efecto esperado contra la gastroenteritis porque de esta manera, la manzana resulta astringente, y a su vez aporta nutrientes de fácil digestión.
Si transcurrido un par de días continúa la diarrea, se expulsara sangre con el vómito o las heces o hubiera un incremento repentino de la fiebre, se debe acudir de inmediato a un centro de salud.