Entre las propiedades medicinales del laurel, las más conocidas son las relacionadas con el aparato digestivo. El laurel estimula el apetito y la producción de jugos gástricos. También favorece la función hepática y presenta propiedades carminativas.
Los beneficios del laurel se extienden al aparato respiratorio por sus propiedades expectorantes y su capacidad para aliviar anginas, faringitis y laringitis.
Las propiedades depurativas del laurel le hacen muy útil en casos de gota, al estimular la eliminación del ácido úrico.
Otro de los beneficios del laurel es su poder para aliviar procesos reumáticos gracias a su acción antiinflamatoria.
El laurel también sirve para aumentar el sangrado en caso de menstruaciones pobres y difíciles. A la inversa, las mujeres con menorragia deben evitar su consumo los días previos a la menstruación.
Los ácidos grasos oleico, linoleico y láurico del laurel explican su eficacia a la hora de prevenir arterioesclerosis.
No es conveniente abusar del laurel, dejando ya al margen los casos de menorragia y los de hipersensibilidad a la planta, porque los mismos principios activos que confieren las propiedades medicinales al laurel suelen causar efectos secundarios si se ingieren en una dosis excesiva.
Así, el abuso del laurel irrita las paredes del estómago, llegando a producir gastritis y agravando úlceras. También suele producir irritaciones en la piel, favorecidas por su efecto fototóxico. Y finalmente, el consumo excesivo del laurel obliga a trabajar en exceso al hígado para conseguir eliminar los principios activos, ahora convertidos en tóxico por hallarse en una concentración demasiado elevada.