Las semillas de la primavera, también conocida como hierba de San Pedro, son ricas en ácidos grasos esenciales, indispensables para el organismo, y las hojas de la planta son comestibles si se preparan adecuadamente y la vez permiten aprovechar los beneficios de la prímula en el tratamiento de artritis, reumatismos y problemas de gota. Aún así, son las raíces y las flores las partes más utilizadas en fitoterapia.
Las raíces o rizomas de la primavera se emplean en el tratamiento de problemas nerviosos tales como el agotamiento de origen somático. También contienen principios activos con propiedades antirreumáticas y expectorantes, útiles junto con su acción analgésica suave en procesos gripales.
Las flores de prímula también son expectorantes, presentando además una acción calmante y febrífuga. Aunque se suelen emplear por vía interna, la aplicación mediante uso tópico de preparados que incluyan flores de prímula da buenos resultados a la hora de calmar dolores neurálgicos, como pueden ser las migrañas o los derivados de pinzamientos nerviosos.
Los beneficios de la primavera se completan con su acción depurativa del organismo a nivel general, la cual se debe fundamentalmente a los principios activos contenidos en sus hojas.
Es importante señalar que las hojas y raíces de la primavera deben ser recolectadas antes de la floración y que existen personas alérgicas a esta planta.