El Tamarindo es el fruto de un árbol que crece tanto en América como en Africa, de tan delicioso sabor como para haber sido fuente de inspiración de algunas canciones.
Las propiedades medicinales del tamarindo difieren en función de la parte de la planta utilizada: la pulpa del fruto o las hojas.
Así, mientras la pulpa del tamarindo se emplea como laxante suave y natural, y en medicina ayurvédica es apreciado por los beneficios del tamarindo en personas con problemas del aparato digestivo.
El uso de las hojas de tamarindo se reserva para luchar contra las infecciones como puede ser la gripe, aprovechando su acción febrífuga. Antiguamente, las hojas de tamarindo eran la base de algún remedio para combatir la malaria, y aún hoy en algunas aldeas asiáticas se le considera un remedio natural que ayuda a frenar la progresión de la lepra (no existen estudios clínicos que avalen esto último).
Al fruto del tamarindo se lo considera un alimento afrodisíaco en algunas culturas. También se emplean sus frutos para preparar jarabes que ayuden a mejorar el funcionamiento del bazo.
Por sus propiedades nutricionales, el tamarindo es una fruta recomendada a los deportistas, por su aporte de azúcares de rápida asimilación, mientras que por su contenido en fibra puede ayudar en dietas de adelgazamiento, al producir un efecto saciante además de su acción laxante.
Las hojas del tamarindo, por sus propiedades astringentes, resultan adecuadas para al elaboración de enjuagues bucales en casos de gingivitis, y también para tratar de manera local algunas afecciones cutáneas.