Según los últimos estudios científicos, las granadas pueden reducir la ansiedad y prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares e incluso impedir la propagación de células cancerosas. Los investigadores encontraron una disminución significativa en la concentración de marcador de 8-oxo-DG, que se asocia con el daño celular y provoca una interrupción de la actividad en el cerebro, músculo, hígado, riñones.
Las alteraciones a nivel renal estimulan una mayor flacidez de la piel y los científicos creen que es debido al proceso de oxidación del ADN en las células, proceso que se acentúa con la ayuda de los radicales libres, moléculas que degradan las células en este nivel, pero la riqueza en antioxidantes contenidos en la granada como las vitaminas A, C, E y hierro, neutralizan a los radicales libres.
Por lo tanto el consumo de granada regular ayuda a retardar el proceso de envejecimiento evitando la degradación del ADN de la célula, lo cual se traduce también en la prevención de distintas enfermedades degenerativas, como el cáncer.
Esta conclusión se obtuvo después de llevar a cabo una investigación sobre 60 voluntarios, a los que se les suministró extracto de granada en forma de cápsulas, por el término de un mes.
La composición química de la granada demostró reducir los niveles de colesterol malo o LDL e incrementar los niveles de colesterol bueno o HDL, situación que favorece la salud a nivel arterial, previniendo casos de hipertensión arterial, aterosclerosis y problemas cardiacos, pero además no solo evita la formación de placas en las paredes de las arterias, sino que además las flexibiliza y las arterias flexibles representan un signo de juventud.