El aceite de nuez no es un producto fácil de encontrar, pues por su composición química, la misma que confiere las propiedades medicinales del aceite de nuez, hace de él un aceite delicado y que se enrancia con facilidad.
Los beneficios del aceite de nuez sobre la piel se pueden aprovechar de dos maneras diferentes y complementarias. Por un lado, mediante la ingesta de dos cucharaditas de postre al día del producto apto para el consumo oral y siempre en crudo, y por otro recurriendo al uso local del aceite de nuez sobre la piel, las uñas y el cabello. En el caso del uso oral, el aceite de nuez puede sustituirse por el fruto, las nueces.
El aceite de nuez es muy rico en ácidos grasos poliinsaturados, de ahí su tendencia al enranciamiento al someterse a fuentes de calor, de luz intensa o al contacto con el aire. Son estos ácidos grasos poliinsaturados los que le confieren propiedades antiinflamatorias y también los que mejoran el estado de los vasos sanguíneos. Por ello, el consumo de nueces o de aceite de nuez ayuda a calmar problemas cutáneos como la dermatitis o la psoriasis, la sequedad excesiva de la piel o incluso, al mejorar la circulación sanguínea, el tono apagado de la misma.
Los beneficios del aceite de nuez como suplemento antienvejecimiento de la piel se deben en su mayoría a su elevado contenido en vitamina E o tocoferol. La vitamina E posee propiedades nutritivas, antioxidantes y antienvejecimiento.
Aplicada de manera externa, el aceite de nuez vuelve la piel más elástica, ayuda a corregir pequeñas arrugas y, algo muy importante, aporta una cierta protección contra los rayos ultravioleta más allá del efecto antioxidante asociado.
También sirve el aceite de nuez para proteger las uñas y los cabellos, en especial el cabello reseco o castigado, con tan sólo una aplicación semanal (en el caso del cabello debe dejarse actuar unos 30 minutos antes de proceder al lavado).
Precauciones: Las personas alérgicas a los frutos secos también lo son al aceite de nuez.