La vesícula biliar puede ser afectada por inflamaciones, infecciones u obstrucciones, en este último caso se trata de los cálculos o piedras, que sí adquieren un tamaño considerable deben ser extraídas quirúrgicamente, sin embargo los cambios en la dieta pueden ayudar a evitar su formación o disminuir sus síntomas, así como también curarla.
Los alimentos ricos en fibra dietética ayudan a garantizar una digestión más eficiente y favorecen la funcionalidad de la vesícula biliar, así como también pueden prevenir la formación de los cálculos, ya que éstos se forman cuando el material digerido se mueve muy lentamente a través del tracto digestivo. Los alimentos más ricos en fibra incluyen a la mayoría de frutas y verduras, como manzanas, peras, melocotones, brócoli, col, judías verdes, guisantes, etc.
Debemos tener muy en cuenta que una deficiencia de vitamina C puede ser motivo de la formación de cálculos biliares, por ello su incorporación a la dieta diaria es fundamental para mantener saludable la vesícula biliar. La vitamina C debe obtenerse a partir de los alimentos naturales y no de los suplementos sintéticos, ya que en este último caso es perjudicial para la salud biliar.
Los alimentos más ricos en vitamina C incluyen a las frutas cítricas como naranjas, mandarinas y pomelos, además de los tomates, las fresas, brócoli, pimientos rojos y las patatas que también contienen una gran cantidad de esta vitamina.
El exceso de grasas insalubres como las del tipo saturado o trans representan uno de los principales contribuyentes al desarrollo de enfermedades en la vesícula biliar, debido a que pueden obstruirla si la obligan a producir demasiada bilis a la vez, efecto que producen este tipo de grasas. Por ello para mantener saludable la vesícula biliar se deben evitar los alimentos ricos en grasas saturadas y trans, como es el caso de los productos elaborados, bollería, galletas y los cortes grasos de carnes rojas.
En cambio consumir grasas mono y polinsaturadas benefician la salud de la vesícula biliar, como es el caso del aceites de oliva, canola, sésamo, girasol y otros vegetales, además de los pescados ricos en omega 3 o ácidos grasos saludables, por ejemplo; salmón, la caballa y el arenque, cuyas propiedades anti-inflamatorias naturales reducen la incidencia de enfermedades sobre la vesícula biliar.