Los compuestos fenólicos y vitamina E contenidos en abundancia dentro de las semillas de los arándanos tienen la capacidad de eliminar a los radicales libres que hoy se sabe muy bien que contribuyen al desarrollo del cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Los fitoesteroles y ácidos grasos contenidos en el aceite de estas semillas son muy saludables para el corazón, debido a que disminuyen los niveles sanguíneos de colesterol malo o LDL y los triglicéridos (grasas).
Las semillas de los arándanos son ricas en nutrientes llamados fenoles o productos químicos que brindan una amplia variedad de beneficios terapéuticos, al regular la actividad de su enzima y la expresión génica, condiciones que tienen el potencial necesario para la prevención de la enfermedad cardiovascular. Además protegen a las moléculas de colesterol bueno de la oxidación, disminuyen la presión arterial, previenen la trombosis e inhiben los procesos inflamatorios.
El aceite de semilla de arándano contiene esteroles vegetales, que representan un grupo de químicos saludables para el corazón por ser reductores naturales del colesterol absorbido de los alimentos, hasta en un 15 por ciento, sin afectar los niveles de colesterol bueno o HDL y este aceite saludable contiene aproximadamente 650 mg de esteroles, lo cual se traduce en más de lo que se puede encontrar en el aceite de oliva, en aceite de soja o el aceite de girasol.
Las semilla de arándano contiene altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados que incluyen los ácidos grasos esenciales para la salud, tales como el ácido graso omega-3 o ácido alfa-linolénico, los cuales han demostrado tener efectos muy positivos sobre la salud cardiovascular y cerebral.
Las altas concentraciones de vitamina E en forma de “tocotrienoles” hacen de las semillas de arándanos un verdadero enemigo del envejecimiento prematuro previniendo la degeneran el ADN celular, conllevando al desarrollo de enfermedades graves.