El término enebro designa a un grupo de arbustos de bayas azuladas que crecen en las tierras del norte de Asia, América y Europa, especialmente en los terrenos montañosos.
Tradicionalmente se consideraba el enebro como un diurético y una planta indicada, junto con otras, para el tratamiento de la sífilis. La ciencia da la razón a la medicina antigua tradicional en lo referente a los beneficios del enebro a la hora de incrementar la producción de orina. Las propiedades diuréticas del enebro no se deban sólo a su contenido en potasio, antagonista del sodio, sino al tipo de terpenos que contiene, los cuales estimulan las células de los riñones.
Por su poder diurético y depurativo, el enebro resulta beneficioso en caso de gota o de exceso de ácido úrico, hipertensión e incluso ayuda a expulsar pequeños cálculos renales.
La acción analgésica y antiinflamatoria del enebro le hace una planta medicinal habitual en preparados para el tratamiento de la artritis reumatoide.
Los principios activos del enebro estimulan las secreciones salivares y gástricas, ayudando a abrir el apetito y mejorando las digestiones pesadas. También posee el enebro propiedades antisépticas y antiespasmódicas que lo convierten en un alivio natural de la tos de gripes, resfríos y bronquitis.
Por aplicación local, los beneficios del enebro sobre la piel son más que probados. El enebro regula las secreciones sebáceas, tonifica la piel y calma dermatitis y eccemas.
Precauciones con el consumo de Enebro
Pese a las bondades del enebro, no debe excederse la dosis recomendada pues esta planta no está exenta de una cierta toxicidad.