Los beneficios del té sobre la
piel son bien conocidos. Las variedades de té
verde y de té blanco son ricas en antioxidantes y ayudan a la
piel a contrarrestar los efectos del estrés oxidativo, haciéndola más resistente
a condiciones climáticas adversas.
El té
blanco es muy rico en vitamina C,
siempre y cuando en su preparación no se lleve el agua a ebullición y se
desnaturalice la propia vitamina C, y por ello ayuda también a mejorar el
estado de la piel, y con ello su resistencia.
Una infusión de escaramujo o rosa canina también aporta importantes cantidades de vitamina C.
El ginkgo biloba, al estimular la microcirculación periférica, mejora la salud y la resistencia de las pieles desvitalizadas, al asegurarles un correcto aporte de flujo sanguíneo.
Pero si existe una planta aliada de las pieles castigadas o sensibilizadas es el rooibos o falso té rojo. Su infusión es remineralizante, y la piel, cuando tiene un correcto aporte de minerales, se defiende mucho mejor de las agresiones ambientales. Pero además se ha demostrado que el consumo regular de rooibos disminuye la intensidad de los procesos alérgicos que afectan a la piel. No hay que olvidar que la piel que sufre eccemas o dermatitis puede llegar a infectarse.
Para finalizar, el tratamiento integral de mejora de las defensas de la piel pasa por incluir en la dieta determinados alimentos que mejoran el estado de la piel.
Es importante señalar que el consumo de estas plantas medicinales no permite de ninguna manera prescindir del uso de filtros solares adecuados al fototipo de cada piel en particular.