La lechuga es una maravillosa planta formando parte del vademécum antiguo para el tratamiento natural del dolor en todas sus formas, así por ejemplo los soldados romanos la llevaban en sus bolsas como un remedio para soportar el dolor de las heridas producidas en combate.
En la Edad Media, Culpeper un herbolario inglés recomendaba su jugo combinado con aceite de rosas, para tratar el dolor de cabeza e inducir al sueño natural, comparando las propiedades sedantes de la lechuga, con las del opio, pero sin la emoción que éste último produce.
En la Universidad de California se realizaron una serie de experimentos sobre los efectos calmantes de la lechuga sobre la excitación sexual y sorprendentemente produjo un efecto compensatorio muy poderoso, estimulando además la fertilidad en gran medida, dos efectos antagonistas, sin embargo en medicina natural se recomienda para tratar naturalmente los problemas de eyaculación precoz, que tanto aqueja a la población masculina.
Esta información actual se puede contrastar con la antigua, en la cual Pitágoras el famoso matemático griego, ya la había titulado como; "La planta de los eunucos”.
Por lo tanto se deduce que esta planta es un equilibrador tónico y sedante a la vez, que posee un efecto calmante natural sobre el sistema nervioso y los órganos digestivos, pero a nivel del sistema glandular actúa tonificándolo, lo cual se relaciona con la estimulación sexual.
La lechuga posee una composición química con un buen espectro de minerales y vitaminas, pero sus resultados terapéuticos son a partir de su riqueza en alcaloides, que incluyen la asparraguina, lactucina, ácido lactucico y la hiosciamina.
Otras evidencias sobre su eficacia hacen referencia al tratamiento natural de la tos nerviosa y como terapia de apoyo para la diabetes y el asma, ayudando además como un alivio natural a los pacientes con dolor crónico.