En todas sus variedades, las infusiones son un verdadero remedio natural
Hay en realidad más de una forma de utilizar las plantas o productos que nos brinda la naturaleza como fuente de salud personal. La que más está al alcance de nuestra mano y de la que más hemos oído hablar son
las infusiones.
Las infusiones se preparan cuando ponemos en un recipiente
con agua hirviendo las plantas escogidas troceadas (secas o frescas) de manera que la mayor parte posible del producto esté en contacto con el agua y podamos
extraer el máximo de propiedades de esa planta en un té. El tiempo de reposo varía entre cinco a quince minutos y es recomendable tener el recipiente cubierto para mantener el calor residual.
Otra forma de
preparación de las tisanas es la cocción. En este caso, conseguimos extraer todavía más substancia que con la infusión de la planta medicinal. En este caso se utilizan las raíces o los tallos enteros de la planta y se tienen en agua hirviendo el tiempo indicado según el producto que utilicemos y la finalidad.
El último de los procedimientos es
la maceración. No se tiene que utilizar agua hirviendo como en los casos anteriores, y se tarda una mayor cantidad de tiempo en obtener la preparación deseada. Consiste en introducir en un medio líquido (agua, alcohol o muy habitualmente aceite) las raíces, cortezas, semillas, hojas o flores de las plantas. Se deben de tener varias semanas, durante las cuales, las plantas se reblandecen y desprenden sus partes solubles con las propiedades que queremos obtener de ellas. En estos casos, de la maceración obtenida, se suelen utilizar solamente gotas o emplastos, ya que la concentración es mucho mayor que en los anteriores.
La tradición de las
tisanas se remonta a muchos siglos tanto como
medicina natural como por mero placer gastronómico. Cuando su uso es medicinal, no siempre es bebido, ya que en función de la enfermedad aquejada por el paciente, también podemos utilizar las soluciones extraídas de las plantas como baños, friegas o linimentos.
El que posiblemente esté más al alcance de todos es como ya hemos dicho anteriormente la infusión. Tomar
infusiones estimulantes (
té rojo o
té verde) al levantarnos para cargarnos de energía, o las
infusiones relajantes (manzanilla o
tila) para ayudarnos a descansar mejor son procedimientos muy habituales. Pero sus virtudes no solo se limitan a eso, también podemos encontrar
infusiones depurativas y para las más variopintas necesidades.