Las vitaminas y los minerales abundan en un kiwi brindando a la salud un gran complemento nutricional que además ayuda a tratar enfermedades específicas, tales como el asma y las relacionadas con la edad, por ejemplo la degeneración macular, pero además las diminutas semillas negras que posee la fruta son muy ricas en aceites esenciales que protegen la salud en distintos niveles.
Los Kiwis son originarios de China donde su medicina tradicional los utiliza ampliamente como alimento-medicamento y tanto la piel como las semillas son comestibles. Una taza de kiwi verde en rodajas proporciona 167 g de vitamina C, uno de los antioxidantes más poderosos de la naturaleza, representando nada menos que el 200 por ciento del valor diario recomendado para un adulto.
El alto contenido de vitamina C y potasio contribuyen (562 mg) a los beneficios que esta fruta brinda a la salud de las vías respiratorias, así como su contenido en vitamina A es de 157 UI en una porción (1 taza), cantidad que beneficia a la salud ocular, además de contener luteína, un carotenoide que protege contra la degeneración macular.
Menos del 3 por ciento del peso de un kiwi está constituido por sus pequeñas semillas y éstas contienen un aceite muy especial para la salud conocido como omega-3, ya que es considerado uno de los ácidos grasos esenciales más importantes por favorecer la salud cardiaca y cerebral al reducir los niveles totales de colesterol. Como dato nutricional a tener muy en cuenta, las diminutas semillas de kiwi son más rica en omega 3 que el aceite de la linaza.
El aceite de pepitas de kiwi también es muy rico en vitamina A y por siglos la medicina tradicional china lo utilizó como un complemento para el tratamiento natural de las enfermedades oculares, principalmente era recetado a los ancianos, así como también a los convalecientes en vías de recuperación, debido a que estimula la fortaleza orgánica.