El centeno se compone de agua, proteínas, lípidos, carbohidratos, minerales (sodio, potasio, magnesio, calcio, manganeso, hierro, cobalto, cobre, zinc, cromo, fósforo, yodo, boro), vitaminas (B1, B2, B3, B5, B6, B8, B9) y aminoácidos, por ésta razón es tan valioso a nivel nutricional, pero investigaciones actuales han demostrado que posee muchas propiedades medicinales sobre distintas dolencias, como por ejemplo un marcado efecto anticancerígeno,
Se dice que por la noche actúa como un purificador de la sangre, manteniendo a la vez la flexibilidad de las paredes arteriales, lo cual se traduce en un equilibrador de la presión arterial, con propiedades hemostáticas que en la condición femenina actúa a nivel uterino.
Su riqueza en alcaloides determina sus efectos como estimulador de las fibras musculares lisas, característica que lo transforma en un aliado para la prevención de esclerosis.
Las semillas de centeno son energizantes, remineralizantes, laxantes, emolientes y sedantes, así como el centeno verde actúa a nivel cerebral favoreciendo la microcirculación sanguínea y calmando los estados de excitación cerebral, a la vez que disminuye los estados inflamatorios.
El consumo de centeno es recomendable para los trastornos digestivos ya que favorece el tránsito intestinal, evitando o tratando el estreñimiento, así como su propiedad antiinflamatoria lo transforma en un bálsamo para los cólicos.
Otras enfermedades sobre las que actúan las propiedades medicinales del centeno son: abscesos, adenitis, enfermedades vasculares o enfermedades del corazón, quemaduras, contusiones, enteritis y en el caso de hemorroides se aplica a modo de cataplasmas hechas de granos de centeno frito.
El centeno fue utilizado en la antigüedad para estimular el crecimiento del cabello, combinándolo con salvia, romero y mejorana, ésta fórmula no solo se asegura que fortalece el folículo piloso, sino que además restaura el color y el brillo del pelo.