No solo el colorido, el aroma y su delicioso sabor dulce hacen de las fresas un alimento muy agradable, sino que además ofrecen efectos contundentes a favor de nuestra salud, ya que los científicos han encontrado en ellas propiedades antioxidantes naturales muy poderosas para luchar contra una de las enfermedades más graves, el cáncer, pero además han descubierto que sus propiedades se ven potenciadas al combinarlas con alcohol.
Los investigadores estaban buscando formas de mantener la fruta fresca en buen estado de almacenamiento y descubrieron que el alcohol mejora la capacidad de la fresa para absorber moléculas dañinas relacionadas con el cáncer, enfermedades del corazón y la artritis.
Las fresas ya eran conocidas por sus poderosas propiedades antioxidantes naturales capaces de luchar contra los peligrosos radicales libres o moléculas que dañan la integridad celular, pero ahora parece que cuando se les adiciona un poco de alcohol resulta una combinación que potencia sus propiedades mejorando su capacidad de lucha contra las enfermedades mencionadas.
Los radicales libres son moléculas nocivas que dañan las células que podemos adquirir externamente pero también el cuerpo los genera. Los antioxidantes incluyendo algunas vitaminas, así como productos químicos de las plantas, pueden reducir su exceso y por lo tanto los daños causados por su absorción, entre ellos el daño al ADN y consecuente malformación celular que puede derivar en cáncer.
La investigación publicada en el Diario de la Ciencia para la Agricultura y la Alimentación, mostró que el tratamiento de las fresas con alcohol aumenta su capacidad antioxidante natural en alrededor de un tercio.
Las fresas son también muy ricas en fibra y por ello reducen el colesterol, también en potasio que favorece la digestión y ácido fólico que ahuyenta a las enfermedades del corazón, así como la vitamina B6 que mantiene saludable a los sistemas inmunológico y nervioso.
Los beneficios para la salud de las fresas fueron reconocidos hace cientos de años, ya que los romanos las utilizaban para aliviar los males que iban desde la melancolía a enfermedades hepáticas.