Beber un vaso diario de vino tinto no sólo representa una costumbre o un placer para la mayoría de la gente, sino que además puede favorecer la salud intestinal combatiendo las bacterias nocivas que recubren el intestino grueso, según un estudio español ha planteado.
Este reciente estudio sugiere que beber cerca de 9 onzas de Merlot, un vino tinto de bajo contenido alcohólico de color rojo intenso pudo cambiar la mezcla de buenas y malas bacterias que se encuentran típicamente en el colon, pero bridando un equilibrio favorable para la salud.
Cuando escuchamos la palabra “bacteria” puede sonar como algo malo, pero debemos saber que nuestros intestinos están poblados de ellas y que no son todas malas, ya que existen buenas o aquellas que tiene la capacidad de controlar a las malas, valga la redundancia. Por ello una combinación bacterial equilibrada ayuda a mantener la salud en este nivel, permitiendo digerir los alimentos correctamente, regular la función inmune y producir vitamina K, la cual desempeña un papel clave en lo que respecta a la coagulación de la sangre.
Dado que los resultados del estudio mostraron puntualmente que la variedad de vino Merlot, con su bajo contenido de alcohol, tuvo efectos positivos sobre la flora intestinal, los investigadores descartaron los efectos del alcohol como responsable, atribuyéndole los efectos positivos a los compuestos polifenólicos encontrados en el vino tinto.
Los polifenoles son compuestos contenidos en las plantas que se encuentran en una variedad de alimentos y bebidas, además de las uvas rojas, ya que muchas otras frutas y verduras son ricas fuentes de polifenoles, como también el café, el té, el chocolate y algunos frutos secos.
Este fue el primer estudio en demostrar que el consumo regular y moderado de vino tinto podría tener un efecto significativo y positivo sobre la flora intestinal.