El vino tinto procede de la recolección, prensado, maceración, y fermentación de la vid, de uvas tintas, y su calidad, además de depender del estado de maduración de las uvas, dependerá del tiempo de reposo una vez embasado (a mayor añejamiento, mayor calidad).
El vino tinto presenta en su composición una seria de compuestos que contienen anillos aromáticos con funciones altamente antioxidantes, denominados polifenoles. El más importante es el tanino, se encuentra principalmente en la piel de la uva y en sus semillas; y su acción mas importante se da en la circulación.
Los polifenoles inhiben la oxidación de las LDL (lipoproteínas de baja densidad) o colesterol malo, lo que influiría en el retraso de la aparición de aterosclerosis, dado que al oxidarse formará una placa lipídica en la arteria.
La aterosclerosis es una enfermedad de las arterias, donde comienzan a dañarse dado que se acumulan placas de grasa en ellas produciendo un desequilibrio en el flujo sanguíneo, y en casos graves, pueden darse isquemias o trombosis, donde la consecuencia más próxima y complicada son los infartos y accidentes cardiovasculares o cerebrovascular.
La aparición de la aterosclerosis esta influida por la edad del individuo, consumo inadecuado de grasas saturadas y de colesterol, estilo de vida sedentario, stress. Estas condiciones aumentan el colesterol, producen desequilibrios metabólicos que dañan las arterias.
El vino tinto disminuye la concentración de placas aterogénicas en las arterias y aumenta los niveles de HDL (lipoproteína de alta densidad) o colesterol bueno. Estas dos características producen la mejora de la salud cardiovascular.
Un vaso de vino tinto al día alcanza para obtener estos beneficios. Arterias y corazón sano, sangre limpia. El vino es claramente una bebida cardioprotectora siempre que su consumo sea moderado.