Uno de los beneficios de la cúrcuma que han sido sobradamente probados es su acción antiinflamatoria a nivel general, y calmante de los dolores asociados a artrosis, artritis y reumatismos como consecuencia.
Los efectos antiinflamatorios de la cúrcuma se ven reforzados con otras virtudes, como su poder expectorante, que ayuda a despejar las vías respiratorias en gripes y resfríos con más eficacia que un antiinflamatorio convencional.
Además la acción antiinflamatoria de la cúrcuma es bastante rápida, pudiendo emplearse para aliviar las molestias de esguinces y magulladuras. Y no por ello resulta la cúrcuma una planta peligrosa: si bien existe el riesgo de intoxicación con dosis de unos 15 gramos diarios durante un tiempo, teniendo en cuenta que para el tratamiento de procesos inflamatorios se requiere cerca de la décima parte y que con las comidas ya resulta complicado alcanzar esa cantidad, la intoxicación por cúrcuma resulta muy improbable.
La ingesta de cúrcuma resulta un tratamiento adecuado para enfermedades crónicas, ya que puede consumirse durante meses seguidos si fuera necesario y sin los efectos secundarios asociados a los antiinflamatorios sintéticos. En cuanto a eficacia, los beneficios de la cúrcuma como antiinflamatorio en tratamientos prolongados son equiparables a los de los antiinflamatorios convencionales.
Para aprovechar completamente las propiedades medicinales de la cúrcuma conviene acompañar su consumo de una pequeña cantidad de pimienta negra.
La cúrcuma tan sólo está contraindicada a personas con úlceras sangrantes y, en tratamientos prolongados, a embarazadas o a personas que se mediquen con anticoagulantes, por su acción sobre la agregación plaquetaria.