Cuando se tiene una enfermedad cardiaca declarada algunas carnes no son recomendables, ya que muchos cortes son muy altos en grasas saturadas y éstas contribuyen a incrementar los niveles de colesterol en la sangre, aumentando a la vez el riesgo a un ataque cardiaco.
Sin embargo los especialistas recomiendan no eliminar por completo la carne de la dieta diaria.
Aves de corral; el pollo y el pavo son dos decisiones saludables cuando se está cuidando la salud cardiaca porque ambas son bajas en grasas saturadas, siempre con la condición de retirar la piel y la grasa antes de cocinarlas, para reducir aún más este contenido.
Por supuesto se deberá evitar por completo el empanado y la fritura de estas carnes blancas, también se deberá tener en cuenta que 90 grs de pechuga de pollo contienen menos de 1 g de grasa saturada y el pavo tiene un contenido similar.
Carne de res; es posible que se sorprenda al saber que todavía se puede comer carne en una dieta cardiosaludable, pero el truco radica en elegir los cortes correctos de dicha carne, siendo las opciones magras las más bajas en grasas saturadas, como es el caso del lomo, ya que 90 grs de este corte contiene aproximadamente 1,5 g de grasa saturada.
Se recomienda cocinarla en grill para desgrasarla aún más, el consumo recomendado para pacientes cardiacos es de 1 vez a la semana.
Cerdo; el cerdo es una opción saludable si usted elige los cortes adecuados, como el caso anterior que es el lomo, que es el corte más magro, con aproximadamente 1,5 grs de grasa por porción. El cerdo es un ingrediente versátil que se puede utilizar como un sustituto de la carne en muchas recetas, incluyendo frituras y tacos.
La forma más saludable para cocinarlos es a la parrilla o grill, para un mayor desgrasado como en los casos anteriores y su consumo también (1 vez a la semana).
Pescado; la American Heart Association aconseja comer pescado al menos dos veces por semana, siendo los más recomendables el salmón, la caballa, el arenque y el atún, por ser los más ricos en ácidos grasos omega-3, nutriente que ayuda a mantener el colesterol bajo control, reduciendo por lo tanto el riesgo de enfermedades cardiacas.