Es frecuente encontrar en muchas personas una enfermedad deficitaria en la producción de vitamina D. Además de su interacción en la absorción del calcio, muchos estudios más o menos recientes han ido comprobando que la vitamina D tiene una importancia muy evidente en la mejor o peor calidad de nuestra salud.
La vitamina D, por ejemplo, tiene funciones directas sobre el ADN, ya que se une a él mediante el VDR (un receptor específico) y en estas interacciones directas con el genoma humano más de 200 genes resultan influenciados por ella.
Esto se confirmó cuando unos investigadles pudieron ver que en las regiones del genoma asociado a las enfermedades autoinmunes en algunos casos había un mayor número de receptores VDR. También para los cánceres como leucemias o tumores del colon y el recto había receptores VDR.
Es entonces muy obvio que la falta de vitamina D puede ser causa de una variedad amplia de enfermedades de tipo genético, como pueda ser una enfermedad llamada raquitismo. Nuevas valoraciones acerca de la vitamina D han evidenciado que se incrementa ante su déficit la frecuencia y susceptibilidad frente a ciertas enfermedades de tipo autoinmune, de una gravedad tal, como por ejemplo la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1, la artritis, algún tipo de cáncer, el reuma o la demencia.
En un organismo normal, la vitamina D se forma por el mismo cuerpo con la mera exposición a los rayos solares, pero también puede absorberse consumiendo alimentos con vitamina D.
En algunos casos, como en el embarazo o primeros años de nuestra vida, tomar suplementos de vitamina D puede resultar aconsejable.