La melatonina es una hormona que sintetizan los animales superiores y algunas algas y sirve para regular los ritmos circadianos. Los ritmos circadianos son los responsables de regular la actividad corporal y cerebral del organismo de manera periódica, adecuándose a los cambios de temperatura y especialmente de luz. La melatonina también es un fuerte antioxidante que protege a cada célula.
El ser humano sintetiza la melatonina en la glándula pineal, localizada en el interior del cerebro.
Los niveles de melatonina son elevados al nacer y durante la infancia, y van decayendo con la edad. Una producción escasa de melatonina suele acompañarse de problemas de insomnio, desajustes horarios, tendencia a la depresión, astenia e incluso un descenso en las defensas del organismo.
Existen alimentos que contienen melatonina, como es el caso de las algas, o bien sustancias precursoras de la melatonina que ayudan al organismo a sintetizar la molécula y así aprovechar mejor los beneficios de la melatonina. Entre estos alimentos cabe destacar cereales como la avena, el maíz o el arroz, tubérculos como la patata, frutos secos como las nueces y también el vino tinto es una fuente importante de precursores de melatonina.
Cuando se sigue una dieta rica en estos alimentos no existe riesgo para la salud. En ocasiones la dieta no es suficiente y debe recurrirse a aportes sintéticos para aprovechar las propiedades medicinales de la melatonina. La terapia con suplementos de melatonina es lenta y no aporta beneficios en personas que no presenten un déficit acusado en la producción de esta sustancia.
Al ingerir cantidades elevadas, deben tener mucha precaución las personas con tendencia a sufrir alergias, pues la melatonina, al igual que estimula el sistema inmunológico, incrementa las reacciones alérgicas.