Entre las propiedades nutricionales del tofu debe destacarse su elevado contenido en proteínas de gran calidad. De manera general, las proteínas vegetales son menos aprovechadas por el organismo que las de origen animal, pero la proteína de soja es la excepción. La gran ventaja del tofu frente a las proteínas de origen animal es la elevada digestibilidad del primero, resultando adecuado el tofu para personas enfermas del aparato digestivo, en especial para afectados de gastritis.
Uno de los beneficios del tofu es su elevado contenido en calcio, siendo la principal fuente de este mineral para personas que no pueden o no desean consumir leche. Ayuda por tanto al crecimiento y previene de manera eficaz la osteoporosis. Además se trata de calcio natural, no añadido, por lo que disminuye el riesgo de cálculos en el riñón con un consumo elevado.
Los lípidos contenidos en el tofu son insaturados y contribuyen a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, y con ellos el riesgo de arteriosclerosis, infartos de miocardio y anginas de pecho.
Otro de los beneficios nutricionales del tofu es su aporte en hierro, fósforo y potasio. El hierro previene y trata la anemia ferropénica, con la ventaja de ser un hierro digestivo y de fácil asimilación. El fósforo ayuda al correcto funcionamiento de la memoria. Y el potasio reduce la hipertensión arterial y la retención de líquidos o edema.
El aporte calórico del tofu es bajo, inferior al de los quesos más magros. De ahí que sea un alimento muy adecuado en personas sometidas a regímenes de adelgazamiento, por su aporte elevado en nutrientes y por la influencia de la soja dificultando el proceso en la transformación de las calorías consumidas en exceso en grasa corporal.
Existen diferentes tipos de tofu en función del grado de maduración, como regla general cuanto más sólido menor será su contenido en agua y mayor su aporte en los demás nutrientes.