Cabe señalar que las propiedades medicinales del DHA (ácido graso docohexaenoico) y las del EPA (eicoisapentaenoico) son muy similares. Aunque el DHA desempeña un papel fundamental en la formación de las neuronas en los fetos, en especial durante el último trimestre del embarazo. Por ello se recomienda vigilar que su aporte sea suficiente con la dieta, o bien incluir algún suplemento, en el caso de las embarazadas.
El DHA también interviene en la formación y regeneración de las células de la retina, previniendo con su consumo algunos problemas visuales.
Otro de los beneficios del DHA es su capacidad para facilitar la regeneración de numerosos tejidos del organismo. Por este motivo es importante un aporte adecuado de DHA cuando existen artrosis o incluso úlceras gástricas y se investiga en la actualidad la posible capacidad para ralentizar el avance del Alzheimer si se detecta en las primeras etapas de la enfermedad.
Las propiedades medicinales del DHA compartidas con el EPA son las referentes a la salud del corazón y el sistema circulatoria en general, al mantener los niveles de colesterol y triglicéridos en valores óptimos y conservar la flexibilidad de los vasos sanguíneos.
Entre los beneficios del DHA se encuentra su acción antiinflamatoria leve pero mantenida con su consumo regular, que alivia principalmente problemas articulares.
Las principales fuentes de DHA son los pescados azules, destacando el atún y el salmón. También se encuentra en algunas algas comestibles. De hecho es de la cadena alimentaria marina de donde obtienen el DHA los pescados.
Consumido con los alimentos resulta casi imposible ingerir DHA en exceso.