Además de los conocidos beneficios de la tila en el tratamiento de problemas nerviosos leves, desde ansiedad hasta insomnio, pasando por malas digestiones de origen somático, la tila es un relajante muscular. Por ello se suele tomar té de tila cuando hay malas digestiones de origen físico, para calmar los espasmos musculares.
También se recomienda el té de tilo en casos de contracturas musculares, para disminuir el dolor que las acompaña.
Las propiedades medicinales del té de tila más potentes están relacionadas con su capacidad hipotensora y con su acción diurética y sudorípara. El té de flores de tilo es uno de los tratamientos naturales más sencillos para ayudar a eliminar el exceso de ácido úrico.
En ocasiones el té de tila se realiza con una mezcla de flores y hojas. Las hojas del tilo aportan vitamina C, que potencia la acción antimicrobiana de las flores. Todo ello, unido a su efecto sudoríparo desencadena una acción antigripal y anticatarral que se ve reforzada cuando al té de tila se le añaden otras plantas medicinales.
Otro de los usos más extendidos del té de tilo es el de analgésico suave, siendo de especial eficacia en el tratamiento de jaquecas.
También se emplea para aliviar los calambres del síndrome premenstrual cuando son de intensidad leve a moderada.
El té de tilo es una infusión muy segura desde el punto de vista toxicológico, aunque deben tener cuidado con su consumo las personas hipotensas y aquellas que padezcan casos graves de anemia si van a realizar tratamientos prolongados.
En estos casos es preferible sustituir en el té una parte de las flores de tilo por otra planta medicinal de acción similar, muchas veces suele ser la flor de azahar (a esta mezcla se la conoce popularmente como tila alpina).