Entre los beneficios del licopeno se pueden citar su poder antioxidante, su función protectora coronaria y la capacidad para prevenir enfermedades degenerativas de la vista.
De manera general, puede decirse que los vegetales de color rojizo aportan licopeno: pimientos, papaya, guayaba, sandía o pomelo rosado son algunos ejemplos. También se encuentra en algunos microorganismos y en determinadas especies de hongos.
Pero si existe un alimento famoso por proporcionar los beneficios del licopeno para la salud, ése es el tomate.
Cabe destacar que no sólo se debe atender a la cantidad de licopeno consumida con la alimentación, sino a la forma de ingerirla, pues la capacidad del organismo para aprovechar el licopeno varía considerablemente con estos factores.
En primer lugar, siempre será preferible consumir fuentes de licopeno recolectadas cuando el producto ya ha terminado su crecimiento o periodo de maduración. Por otro lado, en especies como el tomate, un color rojizo más intenso indica una mayor concentración de licopeno.
En segundo lugar debe tenerse en cuenta con qué se acompaña la fuente de licopeno. La ingesta moderada de lípidos junto con el alimento adecuado, especialmente la ingesta de aceite de oliva, favorece la asimilación del licopeno a nivel intestinal, al ser el licopeno una sustancia liposoluble.
Y finalmente, mientras muchos antioxidantes se degradan o pierden eficacia al someterse a temperaturas elevadas, el licopeno procedente de productos que han sido cocinados se aprovecha hasta 2,5 veces mejor que el mismo licopeno ingerido mediante alimentos crudos.
Estas razones explican que sean las salsas elaboradas a base de tomate, como el kepchut y los preparados ya precocinados, los alimentos más recomendados para asegurar una ingesta adecuada de licopeno.
Además no existe riesgo de sobredosis mediante la ingesta del licopeno presente de manera natural en los alimentos.