Uno de los grupos de alimentos ricos en calcio y más recomendados cuando no se consumen lácteos es el formado por la soja y sus derivados, hasta el punto de ser la opción más frecuente para sustituir a la leche de origen animal. No obstante, la leche vegetal de almendras también supone un buen aporte de calcio, así como las avellanas.
Otros de los alimentos naturalmente ricos en calcio son las semillas. Es el caso del sésamo en todas sus variedades y las semillas de cáñamo. Estas últimas en algunos países son casi imposibles de conseguir.
Entre las leguminosas, además de la ya citada soja cabe destacar los guisantes, alimento imprescindible en Europa hasta hace unas décadas cuando alguien no podía consumir lácteos de manera prolongada, y ya en menor medida las habas blancas, si bien todas les legumbres aportan calcio.
Entre los vegetales frescos ricos en calcio se pueden mencionar el brócoli, aunque suelen ser ricos en oxalatos que dificultan su asimilación. Y si nos fijamos en los alimentos de origen animal, el consumo de pescados de pequeño tamaño con sus espinas (es el caso típico de las sardinas enlatadas) es la opción más efectiva para aportar de manera rápida los 800 mg. de calcio que se requieren al día en condiciones normales.
De manera general, las algas, con una riqueza mineral incomparable a otros alimentos, son un complemento a las dietas en las que no se incluyen productos lácteos.
No hay que perder de vista que, además de ingerir productos ricos en calcio, para su aprovechamiento es necesario consumir también alimentos ricos en fósforo y en vitamina D, así como exponerse unos minutos al día a la luz solar.