Las cerezas pertenecen a los denominados frutos rojos. Los frutos rojos comparten más que su color, semejanzas en sus propiedades nutricionales, pues sus tonos rojizos o azulados son debidos a una enorme concentración de distintos antioxidantes. Y todos los frutos rojos aportan beneficios a la salud.
Las cerezas presentan las mayores concentraciones de antocianinas, un antioxidante que, además de prevenir algunos tipos de cáncer favorece la microcirculación y el riego cerebral y previene enfermedades degenerativas de la visión.
Las propiedades medicinales de las cerezas debidas a las antocianinas se ven potenciadas por su contenido en ácido elágico y alcohol perílico, los cuales incrementan sus propiedades antitumorales y antiinflamatorias.
Así, las cerezas son uno de los alimentos que se recomiendan consumir con frecuencia cuando existen problemas de dolor crónico o de inflamación de los tejidos.
Los beneficios de las cerezas en el tratamiento de la celulitis no son tan famosos como los de otras frutas como puede ser la piña. Sin embargo, las cerezas son un buen anticelulítico natural por aunar su efecto antiinflamatorio con propiedades depurativas.
Por un lado, las cerezas son un fruto con un efecto laxante suave, unido a una acción diurética moderada. Esto si hablamos de la pulpa, pues los pedúnculos o rabillos de cereza son potentes diuréticos empleados en fitoterapia.
Las propiedades antioxidantes de las cerezas se completan con su elevado aporte en vitamina C, también antioxidante. La acción conjunta de estos principios activos hace de las cerezas un alimento aliado a la hora de prevenir el envejecimiento de la piel.
Su aporte en hierro y zinc asegura además una mejora en el aspecto de uñas y cabello en casos de alimentación desequilibrada.