Los beta-carotenos se transforman en vitamina A dentro del cuerpo, siendo el hígado el encargado de realizar el proceso. En los adultos mayores una deficiencia de vitamina A puede provocar una pérdida de la densidad ósea, situación que indica una necesidad de consumo diario de la vitamina para evitar esta y otras consecuencias. Las dosis diaria recomendada para mujeres adultas es de 700 mcg y 900 mcg para los hombres.
La vitamina A o retinol puede estimular el proceso normal de la reabsorción en el hueso y junto con la vitamina D, otro nutriente esencial que trabaja para mantener el equilibrio de calcio y fósforo en el cuerpo, la vitamina A ayuda en el proceso orgánico de absorción de calcio.
La vitamina A solo puede producir toxicidad cuando proviene de los suplementos, ya que pocos alimentos no contienen retinol suficiente para causar problemas ya que la mayoría de ellos la contienen como beta-caroteno y otros carotenoides, a excepción del aceite de hígado de bacalao que es uno de los pocos alimentos con alto contenido de retinol puro.
Los alimentos más ricos en vitamina A o provitamina A son; leche, queso cheddar, zanahorias, brócoli, col rizada, damascos, duraznos, batata, espinacas, berza, melón y mangos.
Es muy importante saber que esta vitamina puede presentar toxicidad cuando se consumen por largos periodos de tiempo o cantidades superiores a las 5.000 UI diarias, derivando en consecuencias iguales a su carencia tales como una disminución de la densidad mineral ósea, situación que se traduce en precursora de osteoporosis o propensión a desarrollar fracturas óseas.
Los lactantes que reciben demasiada vitamina A pueden reducir el crecimiento de los huesos largos, como el fémur en la pierna.
Pero ATENCIÓN, una deficiencia de vitamina A durante el desarrollo fetal y la infancia es mucho más frecuente y también genera problemas como provocar anormalidades en los huesos, o un desarrollo óseo lento.